Agradezco tu motivación en estos momentos en los que tan necesitados estamos de esperanza y también de reflexión. Me permito colaborar en esta bonita iniciativa con un sencillo texto.
Desde mi ventana veo la habitación de una casa en la que una niña sentada a una mesa y rodeada de libros, escribe en su cuaderno. Una mujer a su lado le habla, le señala páginas de un libro y pantallas en una tableta. La niña parece escucharla atentamente, incluso le regala una tímida sonrisa como señal de entendimiento. En estos duros momentos que vivimos, vuelvo a sentirme orgullosa de ser maestra; aunque nunca he dejado de serlo. Porque esa casa es la mía, la niña mi nieta y la ventana es por la que entra luz a mi alma.
Encarni López Chicano
Encarnita, gracias por participar y por ese relato tan emotivo. ¡Es precioso!
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