Un chico desayuna en bata en el balcón, mientras una pareja hace deporte en su terraza. Madre e hija salen a charlar al aire libre, y otro decide que ha llegado el momento de limpiar a fondo la barandilla. Desde mi ventana veo, después de varios años ocultos, a mis vecinos.
Y es que este virus, con todo lo malo que arrastra, también está haciendo cosas buenas. Llevamos vidas con las agendas llenas. Los días pasan y no nos da tiempo ni a reflexionar, ni a pararnos, ni a mirar a nuestro alrededor. Pero aquí estamos,
Luego llegan las 8 de la tarde, y me vuelvo a asomar. Ahí estamos todos, unidos por los aplausos. Conocidos y desconocidos con un mismo deseo, agradeciendo a todos los que se ponen en primera línea porque gracias a ellos podemos asomarnos a nuestra ventana otro día más.
Desde mi ventana puedo ver muchas cosas, pero sobre todo, veo paciencia, esperanza y unión.
Resistiremos J
Laura
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