Desde mi ventana

Desde mi ventana veo o quiero ver, hoy, martes Santo, bajar por la calle de mi barrio al Ecce Homo. Ese Jesús que, sin haber cometido delito alguno, fue condenado a muerte por un cobarde que se lavó las manos para evadir su culpa.

Ayúdame Señor a que yo no me lave las manos y acuda siempre en ayuda del que me necesita. A ese pobre que también veo desde mi ventana, rebuscar en la basura algo qué comer o poder vender para llevar comida a los suyos.

Detrás de ti veo venir a tu madre, María Santísima del Amor, que tanto y tanto nos dio hasta ver morir a su hijo por nosotros, para salvarnos de nuestros pecados. 

Madre mía, pide por nosotros a tu hijo amado para que pase de largo esta enfermedad que nos aflige y pronto veamos a nuestro Vélez con sus gentes en las calles, los niños con su alegría y cada uno con su trabajo. 

Que esto nos haya servido para pensar que, aunque se haya parado el mundo por un tiempo, recapacitemos en las injusticias que se comenten día a día y por fin veamos tras la tormenta, salir el arco iris.

Reme